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sábado, 16 de enero de 2010

Grisear

Esa amarga soledad
cuando grisea el azul
fuera del hogar.
Esa amarga soledad
cuando todo se detiene
para contemplar
cómo el día muere.
Talmente parece
que no despertará más.
Esa amarga soledad
cuando un hueco se abre
entre el pecho y el alma
y el aire gris lo llena
de frialdad.
Esa amarga soledad,
esa amarga soledad
nos enterrará.

O también (tomo la idea del comentario de Adelfa):

Esa dulce soledad
cuando grisea el azul
fuera del hogar.
Esa dulce soledad
cuando todo se detiene
para contemplar
cómo el día muere.
Talmente parece
que no despertará más.
Esa dulce soledad
cuando un hueco se abre
entre el pecho y el alma
y el aire gris lo llena
de frialdad.
Esa dulce soledad,
esa dulce soledad
nos enterrará.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

La amarga soledad...a veces es tan agradable la soledad, que tenemos que esforzarnos por encontrarla amarga...

abrazos amigo

Rafael Arenas García dijo...

Tienes razón, Adelfa. De hecho se podría cambiar amarga por dulce y no pasaría nada. Abrazos.

Aurora dijo...

Me encanta lo que se pone de manifiesto al cambiar el adjetivo y permanecer el poema inalterado.

estrella dijo...

Me ha gustado mucho el poema, Rafael, mejor dicho, las dos versiones. Muy bien plasmado el diferente sentido con que podemos mirar a la soledad.
Y la realidad es que somos contradictorios... a veces la soledad nos duele como una puñalada y otras veces, nos acompaña y hasta se hace amiga nuestra.
Sigo manteniendo como blog principal el de la Comunidad (Zar-Linda) pero he creado otro en Wordpress, donde colgaré alguna cosilla de vez en cuando, sobre todo poemas (algunos de los que publiqué en la Comunidad y me gustan) Te lo digo porque no olvido que tú me animaste a escribir poesía, y aunque sé que solo soy una aprendiz, lo hago de vez en cuando. Lo que no he hecho es publicidad del nuevo blog.
Un beso, Rafael.
Estrella

justin dijo...

Venid hermanos...
juntos ante la desgracia,
Buen poema, amigo Rafael.
Abrazos

Rafael Arenas García dijo...

Hola Aurora, ahora, sin embargo, tendré que elegir. De ti aprendí que esto de escribir te obliga a elegir palabras, optar y, por tanto, desechar. Algún día tendré que pensar con cuál de las dos versiones me quedo.
Besos.

Jose Zúñiga dijo...

Yo me quedaría con "dulce". La soledad amarga, siéndolo, resulta convencional, como los labios rojos. Si dulce resulta poesía, como los labios verdes.
Un abrazo.