Era el veintidós de junio
de mil novecientos setenta y tres.
Cumplía siete años
y era feliz.
Sábado por la tarde
del veintidós de junio
de mil novecientos setenta y tres.
Una película de caballeros,
espadas brillantes,
jardines de attrezzo
y la frase que nunca olvidaré
"el señor tiene más de doce libros".
Ingenuamente
corrí a contar
los libros que tenía
el veintidós de junio
de mil novecientos setenta y tres,
por ver si eran
más los que poseía
el señor del castillo medieval.
También había un pastel
De bizcocho con crema y chocolate.
No faltaba nadie
de los que entonces eran,
el veintidós de junio
de mil novecientos setenta y tres.
Quizás llovía y
toda la casa era un edredón.
No soy ya aquel,
soy otro que recuerda
a quien entonces fue.
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