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lunes, 22 de abril de 2024

Nogal

Los que agitan el nogal,
los que recogen las nueces,
las hojas que al suelo caen
y ya no se vuelven a levantar. 
Las cubre la ceniza del olvido;
pronto, quizás, la duda, un negro estigma,
la mancha de la culpabilidad.
Tantos que murieron y que se fueron,
tantos enterrados bajo la sombra
de ese oscuro, seco y viejo nogal.
Tantos que ya no ven del mar la espuma,
del bosque el verde, del cielo las nubes.
Tantos.
Calles y parques de otra ciudad,
recuerdos que acaban junto a la muerte,
la sábana, lluvia en el funeral.
Los que agitan el árbol,
los que toman la fruta,
los que aplastan las hojas,
los que entierran los sueños,
los que olvidan; peor,
los que saben, recuerdan y pretenden
que las hojas caídas menos valen
que el poder y las prebendas actuales.
Quienes tengan recuerdos, que los cuenten,
quienes guarden memoria, que nos hablen.
Que nos griten las piedras y las calles.
Que se avergüencen los que agitan árboles,
y más aún los que del suelo toman
frutos rojos de sangre.