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miércoles, 2 de enero de 2019

Islas

Son tranquilas las tardes en las islas.
Se oscurecen los bordes de las fotos
que miramos sentados aguardando.
Tintinean los vasos y la música...
¡Ah, la música! Viene y nos recuerda
que ya fuimos eternos, inmortales.
Nos recuerda veranos de verbena,
labios húmedos, piernas entreabiertas.
Fuera es de noche,
una noche larga
en esta tierra extraña
que no es la nuestra.
Se mezclan los olores de papayas,
claveles y adormidera.
Esperamos.
Esperamos que vuelvan
noches de verbena
y piernas entreabiertas.
Diletamos al borde de la mar
en esta tierra extraña
que no es la nuestra.
Rememoramos el día.
Fondo azul en la piscina,
un zumo que desciende cristalino,
el aire seco y frío en la montaña,
un barco que veloz cruza las olas,
el mundo detenido al contemplar
la montaña suspendida
sobre océanos y bosques.
Rememoramos...
pero también deseamos
que vuelva a amanacer
una y otra vez.
Rogamos
que se aclaren los bordes de las fotos
que regresen veranos de verbenas,
que esta noche larga no oscurezca.
Imaginamos
días sin fin,
luz que no cesa.
Sabemos
que el mar está siempre cerca.



domingo, 27 de enero de 2013

Mediterráneo


Aire y mar, la tierra y la luz fulgieron;
temprana la aurora, rosado el cielo;
la costa adivinan allende el velo.
Tras la blanca niebla la playa oyeron
quienes a las negras olas temieron.
En la noche oscura, de casa anhelo;
del amado al bien, preparado el celo.
De Troya vencedores son, volvieron
y polis erigieron. Tierra recia,
abierta a quienes aman la esperanza.
Sitio no tienen para gente necia,
todos dioses forjados con templanza
en la antigua cuna de Europa, en Grecia,
olvidada madre, nuestra añoranza.


La foto está hecha por Blanca Vilà


martes, 31 de enero de 2012

Madrid


Es gris Madrid,
de un gris funcionario,
de un gris gabardina sin lluvia,
de un gris cabizbajo, humillado.
El gris de Madrid tiñe las calles
y los árboles, y los parques.
Madrid es una ciudad vencida,
enterrada en el aire gris,
polvo sobre una tumba en el desierto
castellano.
Es Madrid una ciudad triste,
en el centro de la nada.
Es Madrid una ciudad que sufre
en calles que van
del palacio a la chabola
por la puerta, la cuesta, la plaza cerrada.
Es Madrid ciudad de penitentes,
de peregrinos circulares,
de aspirantes noqueados.
Es Madrid ciudad de muerte,
ensangrentada,
despojos y poderosos.
Es Madrid ciudad terrible
en la que ríen quienes mueren
o matan o hieren.
Es Madrid ciudad cerrada, alejada;
ciudad sin campo, sin verde;
ciudad criada que se ve señora.
Es Madrid ciudad hermana,
espejo de tantos que somos
sin saberlo
vencidos y enterrados,
tristes derrotados
encerrados en ciudades grises,
centros desde los que contemplamos
nuestra inmensa nada.


jueves, 7 de enero de 2010

Grecia



Para Blanca



Cálmate corazón,
reposa y mira, goza
del azul insondable, hasta el cielo,
del lecho cristalino de la mar.
Amarillo y verde, el viento les mece.
¡Ah! sutil armonía;
de lo alto desciende
una mano invisible que nos cubre
de perfumes y música;
se aquietan nuestros ojos,
se abren los oídos.
Tórnanse transparentes
cuerpos hermosos,
lánguidos en la tarde tremolante,
suaves sexos desnudos,
santos arcángeles inmaculados.
Sentimos cómo late el corazón
y la hierba en la espalda
que nos vuelve uno más
de esta sacra hermandad,
del concilio de los que creen,
de los que han visto un mundo
más allá de la mar.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Tubinga

Me gustaría viajar a Tubinga,
vivir en una casa de dos pisos,
contemplar cómo crecen los narcisos
y cómo cae la nieve en Tubinga.
Me gustaría enseñar en Tubinga
los conceptos jurídicos precisos
y redactar los libros más incisos
que nunca se hayan escrito en Tubinga.
Me gustaría sentirme seguro
en la tranquilidad de aquel hogar,
libre de la maldad y del conjuro.
Me gustaría llegar a pensar
que el negro pantano, que el bosque oscuro
son tan solo sueño. ¡Ya! ¡Despertar!



viernes, 22 de mayo de 2009

Holanda

Me recuerdo caminando por aquella calle en Holanda.
No recuerdo dónde.
Tampoco recuerdo a qué había ido a Holanda.
Tan solo recuerdo la calle larga,
con una curva suave y pronunciada.
Caminaba acompañado, no recuerdo por quién.
Sí recuerdo, en cambio, el gris del día y de la ciudad,
que me protegía como el hogar en el invierno.
Recuerdo el frío, acogedor.
La discreta seguridad de las ciudades del norte.
Esto es lo que recuerdo.


martes, 19 de mayo de 2009

África


Uno tras otro fueron devorados
por leones hambrientos.
Los cachorros royeron sus huesos,
su carne les sirvió como alimento.
Solamente dos sobrevivieron.
Tan sólo ellos dos en la sabana,
postreros de una especie condenada.
Por azar se salvaron,
y por azar vivieron,
y procrearon.
Y sus crías se arrastraron
y sobrevivieron.
No sabemos su nombre,
ni siquiera si tenían nombre.
Sabemos que murieron,
y que cuando murieron
recordaron
un niño desgarrado
por leones hambrientos.
Y lloraron.
Y fue entonces,
en aquel tiempo sin nombre
cuando empezamos a ser
mujeres y hombres.






domingo, 3 de mayo de 2009

Berlín en mayo


Imagen extraída del blog "A título personal" (http://parapaparra.blogspot.com/2007/09/la-puerta-de-brandenburgo.html)


Sale el sol temprano en Berlín
en las mañanas frescas de mayo.
Y aquel día salió aún más temprano.
Me encontré en la calle a un borracho
que, sin vergüenza, me pidió dos marcos.
Se los dí, y más le hubiera dado.
Tenía el corazón abierto,
lleno de esperanza, entregado.
A la noche había llovido
y bajo el sol todo brillaba
limpio, puro, recién fregado.
Entretuve las horas caminando.
Repiqueteaban mis pasos
sobre las baldosas de piedra
en la fría mañana de mayo.
Todo salió como había pensado:
A las once nos encontramos,
comimos con un compañero
y ya a la tarde juntos paseábamos.
Se levantó un poco de viento,
el cielo era ahora gris.
Yo me sentía destemplado.
La acompañé hasta una calle,
la calle que era su calle.
Allí me abrí las venas,
y un chorrito de sangre
me manchó los zapatos.
Pensé por un instante
que en mi alma entraría;
pero ninguna mano
me acarició temblando.
Cuando me quedé solo
supe que ya sabía,
desde el rayo de sol primero,
que aquello pasaría.
Qué ridículo es llevar un paraguas
en una tarde gris de mayo.
La noche venía del este.
El cielo negro devoraba
las calles y mi corazón.
Me senté en mi butaca.
Rodeado de gente
me sentía mejor.
Sólo faltó un espectador,
que era ¡mira por dónde!,
justo el de mi costado.
La ópera se me atragantó.
Me reí del destino
que tan claro dejaba
lo solo que yo estaba.
Hoy he recordado
que fui yo quien compré
aquella entrada junto a mí;
cuando todavía pensaba
que aquel día de mayo
el sol luciría en Berlín.