Entrada destacada

Libre

Mostrando entradas con la etiqueta Aeropuerto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Aeropuerto. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de febrero de 2010

Pasajero ingenuo

Noche de madrugada,
sentado, cobijado.
Suenan palabras mágicas.
"Tripulación";
la voz articulada,
miel y agua lejana.
"cerramos puertas,
armamos rampas".
Luz blanca en la cabina,
se inicia rodadura, traqueteo,
"chaleco salvavidas, en su asiento".
Los mimos blancos, rojos y amarillos;
actúan sin sentido.
"entrando en pista
para el despegue".
Esa aceleración,
ese empujón,
ese disparo.
Ya se eleva el avión,
volamos;
flota el estómago
la cabeza se va.
Ahora ya no somos
más que un punto cosido en el azul.
Vuela, vuela el avión.
No importa
de dónde viene,
a dónde irá,
lo único que importa
es el azul
del cielo y del mar,
lo único que importa,
¡volar!

lunes, 8 de febrero de 2010

En el aeropuerto

I
Madrugada

Silencioso y cálido aeropuerto,
estanque de madera congelado
de tablas y metal entreverado;
cuerpo de hierros hacia el techo abierto,
piernas que soportan el peso muerto
del edificio al cielo consagrado
por donde me arrastro aún destemplado
sin ganas, sin destino o rumbo cierto.
Hastío de los pocos que ocupamos
las sillas grises junto a la salida.
Sabemos que hoy tampoco nos vamos,
que de aquí no es posible nuestra huida.
Es ésta prisión en la que moramos
los necios vencedores de la vida.


II
Desayuno

Verde, rojo y blanco son los colores
que me vacían hoy, en la mañana
aséptica, fría y estéril, vana.
De colonias se mezclan los olores,
del café y del zumo los sabores.
Personas delgadas, comida sana;
miradas que se cruzan con desgana
altivos y elegantes triunfadores.
Quisiera pensar que eres distinta,
un hada, una puerta al mundo real,
de mil aventuras papel y tinta,
singular punto espacio temporal
que en mí romperá el lazo de la cinta
que ata con fuerza el alma mortal.


III
Divers

De libros las pirámides perfectas,
calladas y solemnes, en silencio,
aguardan, esperan ver qué sentencio.
Las dependientas miran circunspectas
mientras hojeo páginas selectas.
Con gesto grave leo y diferencio
entre los autores que reverencio
y las novedades sobre las sectas,
panfletos de gurús y mucho más.
Ofertas que chispean y relucen.
¿Con cuál de estas obras me guiarás?
Imagino tus manos, me conducen
por letras que no leeré jamás;
vuelven los fantasmas, se reproducen.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Aeropuerto

Se refleja el cristal en las baldosas
y se yerguen palmeras contra el cielo,
barullo de maletas sobre el suelo.
Pasa veloz el joven y sus rosas,
se cruza con mujeres aún hermosas,
serias mientras esperan a su vuelo.
Ni una oreja sin móvil ¡qué revuelo!
Llora un niño abrazado a muchas cosas,
cansado por el lento discurrir
del tiempo en el brillante marcador
que rige de la vida el devenir.
Ninguno ve la sombra sin fulgor
que contempla impertérrita el partir
de quienes aún disfrutan del calor.

Inspirado por un cuento de Mario Benedetti.