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viernes, 28 de mayo de 2010

Perdidos

Ya se ha acabado, "Perdidos" tiene un final; un final que a mi, como a muchos otros, me ha parecido maravilloso. A partir de aquí, perpetrar un intento de soneto resultaba casi obligado. Aquí está mi pequeño homenaje a la serie.

En medio de la mar, espuma y olas,
humo negro y estatuas milenarias;
cuando cae la noche, candelarias.
A la mañana toman caracolas
en playas largas, blancas las estolas.
Hogares verdes y arcas funerarias.
Las almas generosas, temerarias,
se buscan y se arropan, mueren solas.
Todos ansiamos esa nuestra isla
del alma desnuda en la tierra fría,
romper la coraza que nos aísla,
encontrar una vida propia, mía;
en la que sea un dios el que legisla
y veamos juntos el fin del día.

viernes, 21 de mayo de 2010

Vivir cansa

Lo que sigue lo escribí como comentario a un poema de Jose Zúñiga publicado en su blog el 29 de diciembre de 2009. Es curioso, pero su poema de hoy me lo ha recordado, pese a que el tema del suyo es muy diferente de esto que escribo.

¿Sabes? Uno se cansa
de jugarse la piel
desnuda frente al aire frío y seco;
de la luz cegadora,
del azul de la cima;
de permitir que el viento
azote los cabellos.
Vivir es muy cansado,
mucho.
Huyamos ya del sol,
descansemos, vivamos para adentro;
regocijémonos,
apoyemos nuestra mano
en esta otra mano
que tan bien sabe
lo que vivir nos cansa;
tan solo una rendija permitamos
a ese viejo sol
que fuera nos sonríe,
impertinente.

A lo mejor es que he dormido mal...

sábado, 15 de mayo de 2010

Revolución

Últimamente hay cierta crispación en el ambiente; crispación que, por otra parte, está bastante justificada. Recupero esta entrada de hace seis meses con la intención explícita de motivar a la calma: las revoluciones se sabe cómo empiezan, pero no cómo acaban, y es bueno antes de hacer nada tener un plan. Creo que el momento exige mucha, mucha reflexión, y de esto último nos falta, nos falta bastante. Conviene pensar antes de actuar.

Cuelgan cadáveres de las farolas;
hombres, mujeres; brazos y pies desnudos;
jirones de carne azul bajo la lluvia.
Se hace de noche en la ciudad silenciosa,
devoran las llamas papeles y edificios.
Se cierra el día y las puertas son condenadas.
Quedan francas las casas de los muertos
que cuelgan de lo alto de las farolas,
péndulos sobre vómitos y excrementos.
Ya no son nada,
adornos en las aceras de la ciudad,
ojos de cristal, lenguas de cartón;
hay quien aún les espera con amor,
sin saber que sus manos están atadas,
que una cuerda aprieta su yugular,
que ya no son.
Restos de la ira, trigo molido,
uva macerada en el puño de la masa.
Del causante el cadáver las culpas paga
con ese voltear grotesco y lento
sobre sangre y excrementos.
Bajo la luna callada algunos se acercan y lloran
mientras otros escapan.
Ya nadie se acuerda de quien tensó la cuerda
que en cada farola una persona ahorcó.
Tan solo en esta noche oscura y fría
se aguarda en cada casa, en cada lupanar
que el sol que llegue alumbre
un mundo en libertad.
Un día es lo que tardarán
en descolgar los cadáveres de las farolas
y en sus despachos volverlos a colocar.



lunes, 10 de mayo de 2010

En un tiempo lejano

No sé por qué me ha salido una cosa tan deprimente, justo ahora que le he quitado el negro al fondo del blog... en fin, qué le vamos a hacer, ya escribiré cosas más animadas.


Lentamente metió el alambre
por el oído izquierdo.
Chillaba,
pero acabó saliendo
por el derecho.
Sangre gris sobre el hombro.
No sé por qué,
pero al hacerle esto
se quedó ciego.
Curioso.
Recuerdo muchas cosas más
de aquella noche.
Barra libre. Dijeron.
No había luna,
nos alumbraban los incendios.
Rojo, amarillo, verde.
Había también chicas;
lo intenté pero no podía,
así que maté a una
que suplicaba.
Dolía el brazo
que aguantaba el fusil.
Me fui a dormir.
Soñé
que una mano me acariciaba;
quizás era mi madre.
Me hacía recordar
que en aquel día celebraba
mi aniversario.
Cumplía once años.

Eso fue en un tiempo lejano.
Ahora ya ha pasado,
ahora soy normal;
hago colas, saco billete;
bebo cerveza y pago la cuenta,
trabajo.
Me voy de putas de vez en cuando;
pero nunca les pego.
Ahora soy un hombre
de provecho.
Mañana cumplo quince.

He tenido una buena vida,
no me han violado
ni mutilado;
y una vez conocí el amor.
No sé si tengo hijos;
pero ya he visto tanto
que es justo el mundo dejar
a otros que vienen detrás.
La enfermera vendrá,
un poco de morfina
y ya está.

¿Mi edad?
Tú sabrás.


domingo, 2 de mayo de 2010

Mancha de petróleo

Últimamente todo me viene de los demás. De nuevo ha sido una entrada en un blog ("Perplejo" en el blog "Las palabras y los días" de Susana Corullón) la que me ha inspirado este comentario que rescato para aquí:

El silencio aquieta las aguas
como una mancha de petróleo;
se extiende sobre el mar,
llega a la costa,
muerde la arena,
blanca y viscosa;
vuelan gaviotas negras
sobre el océano muerto.
Lástima.