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jueves, 11 de febrero de 2010

Pasajero ingenuo

Noche de madrugada,
sentado, cobijado.
Suenan palabras mágicas.
"Tripulación";
la voz articulada,
miel y agua lejana.
"cerramos puertas,
armamos rampas".
Luz blanca en la cabina,
se inicia rodadura, traqueteo,
"chaleco salvavidas, en su asiento".
Los mimos blancos, rojos y amarillos;
actúan sin sentido.
"entrando en pista
para el despegue".
Esa aceleración,
ese empujón,
ese disparo.
Ya se eleva el avión,
volamos;
flota el estómago
la cabeza se va.
Ahora ya no somos
más que un punto cosido en el azul.
Vuela, vuela el avión.
No importa
de dónde viene,
a dónde irá,
lo único que importa
es el azul
del cielo y del mar,
lo único que importa,
¡volar!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si asi fuera, que con solo volar nos despegàramos de los dolorosos parches que nos aprisionan...pero el poeta tiene el poder de hacèrnoslo sentir e imaginar...

¡¡estupendo!!

Muchos abrazos

Rafael Arenas García dijo...

Hola Adelfa. A mi me pasa que siempre que vuelo me parece irreal, sobrenatural.
Un abrazo, amiga.

María Socorro Luis dijo...

Desprenderse, alejarse, huir... ver desde la magia de la distancia, solamente lo hermoso de nuestro mundo: su azul...
Volar, lo único que importa... pero, no puede ser una cobardía?...

Un abrazo. Soco

Rafael Arenas García dijo...

Tienes razón Soco, la tienes. No lo había pensado, pero es cierto. Huir del campo de la batalla antes de que nuestras fuerzas sean derrotadas, huir. Me da mucho que pensar.
Un abrazo.