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sábado, 27 de marzo de 2010

Bancos

Alardean los chicos ante el banco
adornado por muslos recién hechos;
se demora la mirada en los pechos,
se atreven a acercarse con un tranco.
Coquetean con quienes miran franco,
brillan gotas de agua en los helechos
que bien podrían convertirse en lechos
si la fortuna les llevara al blanco.
La tierra palpita a través de ellos,
el Sol y las estrellas se formaron,
crecieron plantas y árboles bellos,
animales y hombres bien gozaron
para que las lenguas sean hoy sellos
que junten los centros de los que amaron.

O también, recogiendo algunas de las sugerencias de Jose Zuñiga,

Alardean los chicos ante el banco
adornado por muslos recién hechos;
se demora la mirada en los pechos,
se atreven a acercarse con un tranco.
Coquetean con quienes miran franco,
brillan gotas de agua en los helechos
que bien podrían convertirse en lechos
si la fortuna les llevara al blanco.
La tierra palpita a través de ellos,
el Sol y las estrellas se formaron,
crecieron plantas y jardines bellos,
animales y humanos bien gozaron
para que las lenguas sean hoy sellos
que junten los centros de los que amaron.

21 comentarios:

HArendt dijo...

Preciosos versos... Exaltación de la juventud, del impulso creador de vida... ¡Felicidades!
Saludos cordiales desde Gran Canaria

María Socorro Luis dijo...

Un hermoso poema, con ese disimulado erotismo, tan elegante.

Un abrazo de sábado primaveral. Soco

Anónimo dijo...

Eròtico y mìstico, metafòrico y esperanzador...

mis abrazos

Rafael Arenas García dijo...

Gracias HArendt, ese es el espíritu que quería transmitir. Un abrazo.

Rafael Arenas García dijo...

Hola Soco, me agrada que el erotismo quede disimulado, quería ser sutil. Espero haberlo conseguido. Un abrazo desde el Mediterráneo a mi querido Cantábrico.

Rafael Arenas García dijo...

Hola Adelfa, místico... no lo había pensado, pero quizás sí. Erotismo y misticismo están, en cualquier caso, siempre cerca. Un abrazo muy fuerte, amiga.

Meri Pas Blanquer dijo...

Un hermosísimo canto al despertar de los sentidos, La Tierra y la carne se unen para recordarnos el origen y el final de todo.

Estupendo querdo Rafael.

Rafael Arenas García dijo...

¡Muchas gracias Meri Pas! Besos.

Jose Zúñiga dijo...

Me parece un bello soneto de formas elegantes y ritmo duro. Para mí que se enmarca en esa preocupación tan tuya por el devenir del mundo: estallido primaveral, al fin y al cabo.
Un abrazo

Rafael Arenas García dijo...

Hola Jose, la primavera tiene que ver con el tema, desde luego; y mis obsesiones siguen presentes. Lo de ritmo duro no lo entiendo. Recuerdo que hace tiempo me lo dijeron en relación a otra soneto que colgué. Se me pasó entonces pedir más detalles; pero ahora no quiero dejar pasar la ocasión. Si me lo aclaras te estaré muy agradecido. El tema de los ritmos me parece muy relevante y me gustaría profundizar en ello. Un abrazo, amigo.

Jose Zúñiga dijo...

Difícil me lo pones, Rafael, que no soy yo crítico ni experto: sólo leo en voz alta y, tal vez obsesivo con el ritmo, hay cosas que me “alteran”. Ya que me lo has pedido, me he puesto analizar por qué y creo que es un tema de cómo van colocados los acentos fónicos (“se demora la mirada en los pechos”, por ejemplo; el resto de los versos del cuarteto van acentuados en la sexta sílaba, y aquí en la séptima, eso me chirría un poco). Y tal vez de un uso poco ortodoxo de la sinalefa (“crecieron plantas y árboles bellos”, esto sólo es endecasílabo si ignoras la sinalefa en “y árboles”, pero es casi imposible al leerlo, así que te quedas con diez sílabas).
Entre unas cosas y otras, al llegar a los tercetos el ritmo se atropella, se endurece. Yo intentaría encabalgarlos de otra formas, no sé, algo así:

“Y la tierra palpita a través de ellos,
el Sol y las estrellas se formaron,
crecieron plantas y jardines bellos,
animales y humanos bien gozaron
para que al fin las lenguas sean sellos
que unan los centros hoy de los que amaron”.

Pero eso es lo que yo haría. Tú no tienes por qué, ni las normas deben asfixiarte.
Un abrazo.

Rafael Arenas García dijo...

Hola Jose, muchas gracias. Me lo miraré, porque todo esto que me apuntas me es muy útil. Con las sinalefas, efectivamente, tengo muchas dudas; desde luego, es mucho mejor el jardines que tú apuntas que el árboles que yo pongo. Lo de los acentos es algo con lo que me gusta ir jugando. Me gusta variar la acentuación y explorar las posibilidades que se abren (por eso comentarios como el tuyo me son especialmente queridos). Tengo cierta tendencia en el endecasílabo a buscar el acento en la quinta sílaba, que no es lo habitual, parece ser. Cuando lo miré por ahí vi que al endecasílabo acentuado en la quinta sílaba algunos lo llaman galaico (o gallego, ya no me acuerdo) y me preguntaba si tendría que ver con mi condición de asturiano. Quizás el ritmo del habla se traslada así, inconscientemente, al verso.
En cualquier caso, estoy contigo en que la norma no ha de ser nunca un límite, sino una ayuda.
Un abrazo.

Adolfo González dijo...

Pero si eres asturiano! Los asturiano ya somos por naturaleza un ritmo duro!

Yo sólo puedo decirte que lo recomendable es fijarse uno mismo en cómo lo hacen buenos sonetistas como José, porque lo de los acentos es una cosa que se comprende con la lectura en voz alta después de un tiempo. Esa es la mejor manera de que se adentren los ritmos por las orejas. Al menos yo es cómo he ido aprendiendo. El soneto tuyo tiene belleza, sin duda. Abrazo.

Rafael Arenas García dijo...

Pues sí, Adolfo, asturiano, y para más señas de Castrillón, al lado mismo de Avilés, aunque llevo ya 14 años en Cataluña. Un gran gusto que te hayas pasado por aquí y agradezco tus consejos. Seguiré probando, el soneto es casi la única forma métrica que me fascina. Un abrazo.

Jose Zúñiga dijo...

Pues que viva Asturias!

Rafael Arenas García dijo...

Ja, ja, Jose. Gracias, hermano cántabro. Un día tenemos que animarnos y escribir un romance en endecasílabos, estilo decimonónico y heroico, sobre los orígenes del Reino de Asturias, creado, de hecho, por el hijo del Duque de Cantabria, Alfonso I.
Podría empezar:

"Bajo la mano firme del rey grande,
Alfonso, de la cántabra nación,
los nobles derrotados se juntaron,
de la montaña Asturias descendió
y toda España supo de la furia,
de la bravura y determinación
de los guerreros de rocas y mar"

Luego lo presentamos a un concurso e ¡igual lo ganamos y todo!
Un abrazo fuerte, amigos.

Jose Zúñiga dijo...

¡Eres un pozo de sorpresas sin fondo!
Me tendré que documentar para seguir con ese romance llamado a corona de laureles.
Pero antes habría que cambir el último vers, creo. No funciona el acento fonético en la sexta sílaba, gabría que retomar el acento del primer verso, en cuarta:

"de los bravos de rocas y de mar" o algo así.

Jose Zúñiga dijo...

Y perdona que me trague letras, las prisas...

Rafael Arenas García dijo...

¡Fantástico Jose! "los bravos de rocas y de mar". Sí, sí.

Adolfo González dijo...

Rafael, no son consejos. Creo que sólo vale la experiencia y, sobre todo, la intuición.

Por tus años, en la vida no te falta experiencia. E intuición poética y atrevimiento, por lo que te he leído, tampoco.

Sencillamente te digo que leer en alto es la única manera en que yo he ido aprendiendo (digo "he ido" porque aún estoy en ello); por ejemplo, para lo de los diptongos, los hiatos y las sinalefas, a veces me entran dudas y prefiero, antes que agarrar un manual o mirar por internet, mirar unos sonetos, por ejemplo, de Gerardo Diego (era otro buen sonetista) y fijarme ahí si hay sílabas como en las que yo tengo dudas a veces. De esa manera, fijándose en lo que hubo antes de nosotros, es como aprendemos. La cuestión que creo más interesante al respecto es la de renovar la tradición. Y este crecimiento de la tradición se alimenta en muchos casos a través de una paradoja: a través de su negación, es decir, puedes, por ejemplo, coger un soneto de un poeta muy conocido en el que se hable de un torero y vestir al torero de folclórica(yo no lo he hecho: sólo es una idea que te doy), de manera que dices absolutamente lo contrario y lo dices de la misma forma. O puedes escribir un soneto con los acentos más ortodoxos y, posteriormente, deconstruirlo. El soneto a mí también me gusta. Y si te fascina, queriendo, todo se puede en esta vida, así que vaticino que serás todo un maestro de esa forma.

Por cierto, yo jugué un par de años de portero de fútbol en el Hispano de Castrillón. Ahora que estoy retirado, puedo presumir: era un gato...Volaba de palo a palo!

Qué pequeño y qué grande, al mismo tiempo, este mundo tan raro, compañero.

Un placer visitarte. Un abrazo.

Rafael Arenas García dijo...

Hola Adolfo, es pequeño el mundo (y grande, como bien dices). Me anima mucho lo que me dices. Por probar no quedará, desde luego. Veo que el soneto es como un sutil rompecabezas. Basta que haya una sola pieza desajustada en cualquiera de los catorce versos para que el conjunto se caiga. Un verso tira del otro y cuesta, en ocasiones, identificar dónde está el punto que hace que "suene mal". Tengo la impresión de que en ocasiones no está en el verso aparentemente incorrecto, sino en el anterior o en el siguiente. En fin, compartimos la idea de que es apasionante.
Una verdadera alegría haberte encontrado en la blogosfera, portero del Hispano, además. Tengo que averiguar más cosas de ti. A ver si tenemos ocasión de vernos cuando vaya por Asturias o si vienes a Barcelona.
Un abrazo.