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jueves, 21 de agosto de 2008

Amanecer

Un manto negro pálido, rosado
en azul se transforma poco a poco.
Gotas de rocío en el pelo toco,
vibra en el cielo un gemido ahogado,
de los labios el hueco ya cerrado.
Son dioses antiguos los que yo invoco,
son males eternos los que revoco
en el aire puro transfigurado.
Que el rayo primero de la mañana
selle el sacramento de nuestro amor.
Que esta aurora sea luz que sana
de olvidos y reproches el ardor
y que al saber la oscuridad cercana
la esperemos juntos y sin temor.

2 comentarios:

Aurora dijo...

"Que esta claridad sea luz que sana
de olvidos y reproches el ardor
y que al saber la oscuridad cercana
la esperemos juntos y sin temor."

Amanecer. No podía quedar más en casa.

Rafael Arenas García dijo...

Gracias por tu comentario Aurora. Es cierto, queda en casa.