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viernes, 21 de noviembre de 2025

El viaje ha terminado

El viaje ha terminado.
Un andén en la nada
No funciona la máquina del agua.
Otros viajeros que también aguardan
en mitad de la tarde,
esperando la noche
en un día perdido.
El viaje ha terminado.
Huesos cansados,
ojos llorosos,
polvo sobre la ropa y los zapatos.
Fuera, el sol sobre el campo,
fulgor que nadie ve.
Mueve la puerta el aire mortecino.
Todo es gris y amarillo.
Ya nada cuenta.
El viaje ha terminado.
Os lo repito.
Lejos queda el inicio.
Olvidado, perdido.
Todo fue preludio de este andén.
Donde no hay máquinas para el café.
Sillas resquebrajadas,
cristales sucios,
rombos en las baldosas.
No sabemos cuándo llegará el tren.
Pero eso ya no importa
porque, como os decía,
el viaje ha terminado.
Ya no hay ningún destino,
no hay trayecto, no hay comienzo o final.
Recuerdos a la espalda,
un corazón que apura los latidos,
misterios que no se resolverán,
luz sin oscuridad,
negro que no espera el amanecer,
monotonía de la manecilla,
breves sombras inmóviles,
arrugas en el traje,
una mancha de grasa en la corbata.
Ahora solo te queda esperar.
Se iguala el mar al llegar el crepúsculo,
pero
no es la tranquilidad
de quien intuye la nueva mañana,
no es el cansancio que precede al sueño.
No lo es, no.
Es deshacerse,
lentamente llenarse
de vacío, de nada.



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