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miércoles, 9 de junio de 2010

Críticos

As the reason destroys, the poet must create
Wallace Stevens


¡Qué pena los críticos!
Con sus tenazas para el pelo,
con sus tijeras de juguete.
Se acercan y miden la poesía;
la novedad, el interés.
Buscan el mérito, el progreso.
¿Qué progreso, qué novedad?
Se pierden en jardines laberínticos
y mientras,
en el fondo del bosque,
la poesía ríe
y ríe, y ríe, y ríe
en su casa invisible
en medio del aire y la nada.
Se agitan paredes de viento
y suenan voces discordantes.
Vienen y van risueños fantasmas
en calzoncillos.
Una fría sonda fina
se abre camino
a través de corazas,
ropas, reyes, navíos,
jefes y sociedades;
a través de ideas y religiones,
de parques y jardines;
a través de los pactos
y de los compromisos.
Rompe la piel y la carne,
la memoria y la cultura
y llega al hueso,
desnudo, del mono primigenio.
Nosotros.
¡Cuánto artificio necesitamos
para vislumbrar lo inefable!
El mono sentía,
pero no escribía.
Nosotros escribimos
lo que no sentimos;
lo que imaginamos
que sentiríamos
si fuéramos otros,
desconocidos.
Fantasmas en calzoncillos
que nos reflejan.
¡Qué pena los críticos,
que todo lo saben!
Todos los secretos,
toda la impostura,
literatura.
La inteligencia vence al arte,
siempre;
recemos y pidamos ser
un poco tontos.

5 comentarios:

Jose Zúñiga dijo...

Negativo en extremo te veo hoy, Rafael. Al hilo de los críticos, el poema va girando hacia una crítica (más eficaz cuanto mejor escrita) hacia los poetas, casi hacia la poesía. Es cierto que se necesitan artificios para vislumbrar lo infable, pero eso de escribir lo que no sentimos..., no sé, habrá pretendidos poetas que lo hagan, pero entonces son simplemente eso: pretendidos. Y pretenciosos.
Bueno, me quedo con lo de ser un poco tonto, un poco más: eso acabaría por llevar al huerto a todos los críticos.
Abrazo.

Rafael Arenas García dijo...

¡Qué va, Jose! Te cuento toda la verdad. Leyendo algunas críticas, que se basan en la idea de que el poeta no "innova", que escribe cosas "que ya se escribieron hace mucho", pensé que la idea de progreso no tiene que servir para todo. Hay cosas que no es necesario que "progresen" de forma lineal, la poesía entre ellas. Es decir, mi idea original era la de escribir solamente la primera parte; pero luego ya cogida carrerilla fue saliendo el resto. Y así un tema que me da vueltas de vez en cuando: el de cómo la expresión del sentimiento lo altera (y de ahí la referencia al otro; referencia que, por cierto, tomo prestada de ti, que ya la has usado varias veces). Y al final no tenía más remedio que volver a los críticos, pero ya de otra manera; porque es cierto que muchas veces lees cosas que te parecen muy ingenuas; pero cuando eso pasa mi sentimiento es de lástima hacia mi mismo por haber perdido la frescura para disfrutar con versos manidos. Y de ahí me resulta inevitable pensar que cualquier cosa que se escriba podría acabar por pasar por irrelevante (sobre todo a la luz de estos críticos con los que empezaba). La referencia a que la inteligencia vence al arte era entre irónica y desconsolada.
Normalmente no comento lo que escribo; pero hoy era necesario, porque nada más lejos de mi intención que criticar a los poetas, a los que tanto admiro y con los que tanto disfruto desde hace unos años. Y menos a la poesía, sea ésta lo que sea.
Abrazo grande, maestro.

Jose Zúñiga dijo...

No podía ser de otra forma, Rafael. Tú sí que sabes.
Un abrazo fuerte.

Anónimo dijo...

¡¡pobre de mì! me quedo sin entender la diatriba...Escribir lo que se siente..y lo que se ve,lo que nos afecta y nos mueve...¡ inevitable!, Y SI...la poesìa rie y rie porque lo que le interesa es decir...y llegar a quienes puedan entender sin recovecos ni palabras rebuscadas con el fin de lograr la rima perfecta...
¡¡me ha encantado!!


abrazos

Rafael Arenas García dijo...

Coincido contigo Adelfa, la poesía es otra cosa, no sé muy bien qué, pero seguro que otra cosa.
Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo, amiga.