por eso no podemos ni tocarlo
y se enfadan y gritan al rozarlo.
Si lo cojo quizás me desintegro,
le doy al pulsador y me reintegro.
¡Vaya satisfacción sería usarlo!
Intentar algo más que contemplarlo,
algo más que fingirles que me alegro
cuando aprietan felices el botón
y el temporal de luces y sonidos
invade sin control la habitación.
Entonces nos quedamos bobos, idos.
Comenzamos a ver televisión
los solitarios niños consentidos.
los solitarios niños consentidos.