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jueves, 17 de julio de 2008

Esmeralda

El sentimiento viene en un instante:
fresco olor en la tarde de verano,
luz excelsa de un perfume cercano,
corriente interna, fría y penetrante.
Hondo placer y dolor lacerante.
En el pecho herido hundes la mano,
con rabia buscas anhelado arcano
mientras te apaga la llaga sangrante.
Rozar deseas la fría esmeralda
cuyo brillo sospechas en el centro.
Suave, exangüe, la vida ya se salda;
pero tienes fuerzas y miras dentro,
contemplas de estrellas una guirnalda
mientras viene la muerte para adentro.


2 comentarios:

Rafael Arenas García dijo...

Originalmente el noveno verso era: Deseas rozar la fría esmeralda"; pero Valdemar Canaris (http://lacomunidad.elpais.com/usuarios/rafaelcanaris) sugirió alterar el orden de las dos primeras palabras. A mí me suena mucho mejor en la forma que propone Valdemar; así que me aprovecho y lo cambio.
Gracias Valdemar.

Aurora dijo...

Zama, Aurora.
Aurora, Zama.

¿Tulum? Muro.

Los mayas acertaron, no sé por qué los conquistadores le cambiaron el nombre. Pobres necios.