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martes, 25 de enero de 2022

Dante

Esa luz que imagino no veré.
No me deslumbrará el mar celestial.
La presencia de Dios no está al final.
Ni montaña ni astros cruzaré.
Como toda persona, moriré
y al dejar tras de mí el postrer umbral
o erraré como sombra fantasmal
o hielo o fuego o nada no seré.
Entrego mi aliento a nuestro amor puro.
Cambio el Paraíso por este libro
y pago por ello el óbolo oscuro.
Por cantarte, cuerpo y alma desfibro.
Cien mil vidas en el hoyo más duro
vale el gozo con el que ahora vibro.









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