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miércoles, 24 de marzo de 2010

Era eso

Sí, era eso; ahora ya lo sé.
Se desparramó el tiempo y el espacio
como chorro de agua, luz de estrellas;
se derramaron
los años incontables
y se sucedieron las explosiones
que alumbraban de las cenizas, soles.
Se fundieron galaxias,
desaparecieron civilizaciones;
nacieron verdes mundos
y se agostaron
transcurridos eones.
Largo fue el preámbulo
de este instante,
centro del universo,
del espacio y el tiempo;
de este momento,
de este patio en penumbra
del olor del jazmín
de la luz bajo la puerta
del beso y el arrumaco.
El cielo negro es dosel
la tierra estrado
el mundo escenario;
el único universo que conozco
tiene aquí, hoy, su centro.
Otro vendrá
para quien esta hora
sea tan solo
un punto en el tiempo,
insignificante,
preámbulo invisible
de su propio centro.
Para él será real,
para mí, tan solo humo,
polvo que cae
al suelo golpear.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

El mundo y el universo en su devenir, en su hacer, rehacer y modificar, y nosotros tan solo existimos durante una ìnfima parte de ese tiempo eterno...

me ha encantado

mis saludos

Rafael Arenas García dijo...

¡Gracias Adelfa! Es que somos tan chiquitos y, a la vez, tan importantes.
Besos.

Jose Zúñiga dijo...

Este poema tuyo dice muchas cosas. Y sí, hoy, ahora, fugaz pero real.
Sólo cambiaría el orden de las palabras del último verso:
... tras el suelo golpear, ... tras golpear el suelo.
Parece menos forzado y no altera estropea el ritmo.
Abrazo.

Rafael Arenas García dijo...

Muchas gracias, Jose. Respecto al último verso había pensado las dos posibilidades, tenía dudas y tu comentario me ha decidido. Ya lo he cambiado.
Un abrazo.