Cuando finalmente, oh diosa, te dignes a visitarme encontraras las puertas cerradas, los muros cubiertos de escarcha. Tan sólo el vaho responderá a tu aliento. El hielo será tu compañero. Yo, entretanto, te esperaré, inmóvil, con el corazón en la mano,
¿Qué metáfora se esconde en la muerte?
¿Existiría luz si no hubiera oscuridad?
¿Sabríamos que es de día sin la noche pasar?
Y sin embargo la vida...
en realidad nunca la podemos testar.
Cuando nos durmamos
ya no podremos despertar
y con gozo renovado
de la vida disfrutar.
Mientras vivimos
del dolor de una ausencia
no podemos gozar.
Cuando por amor morimos
en realidad lo que decimos
es que por amor vivimos
más allá de lo que se puede contar.
Cuando decimos que el amor nos mata,
que el amor con fuerza nos hace gozar
es lo que en verdad sentimos
y queremos expresar.
Alguno hubo que en serio se lo tomó
y por amor murió.
En su último aliento
seguro que sintió
el frío y el silencio,
la soledad;
la angustia y el llanto
al pensar
que el mundo dejaba
para la Nada abrazar.