Les edats de l’amor
A la butxaca hi vull dur un tros de mar
i, tot caminant, buscar paraules precioses
amb perfum de marduix
i dir-te-les ben fluix
o, amb un fil de perles foses,
escriure-les ben fines.
.
Sense res per traginar, si amb mi camines,
tot cercant l’inexistent far,
et cantaré estranyes sextines amoroses
i et besaré aquí i allà, a ruix,
follament malalt de tu, en embruix
de màgics mots. Sempre. Si goses.
Continuar i , mentre plàcida reposes
per refer les forces vora les alzines,
sargiré per tu vestits de tel lunar.
Al vespre, ens nodrirem sota l’arboç de cireres carnoses
i engolirem també, silents de la tardor, el retronant cruix.
Tot, només, per fer-te del bosc un dibuix.
Seguir, malgrat que el vent no fuig
i les valls s’albirin ja cendroses,
confoses dins de les boirines.
Seguir, i teixir per nosaltres un cau rar,
calm, clar i obert amb fragància de camoses
partides en escruix.
Sí, amb tu seré, per llaurar el gruix
d’un amor serè, navegant soliu sobre fràgil falutx.
Vençudes ja les passions verinoses,
remogudes les inquietants espines,
esperarem oberts l’avatar,
quan ja totes les ferides veurem closes.
I quan gairebé no restin de nosaltres sinó velles gloses
i la nostra memòria no sigui més que un garbuix
que ens causi el més gran enuig,
t’acaronaré incertament, amb mans tremoloses,
fitant amb esguard mesquí les ruïnes
de la meva llar.
Luz
Plena de rojo y azul,
destaca tu figura
entre la multitud.
Las pupilas se avivan,
penetran en tu luz.
El mundo se ilumina;
se para a contemplar
y tú lo haces vibrar.
Viento, césped, hojas y cristales,
las cosas son más reales
si viven en tu luz,
si sólo son reflejo,
de tu puro destello;
si lo único cierto
eres tú.
¿Qué importa que este cálido azul
sea tan solo un eco,
que seas tú un espejo
que refleja la luz,
intensa, fría, cierta,
que, febril, yo te dejo?
Playa
Húmedos pañuelos abandonados,
olas oscuras que baten la playa,
el mar y la voz en sorda batalla.
Miro sus ojos, fríos, concentrados,
y adivino deseos murmurados.
amor y ternura, pasión que estalla;
también una casa blanca, una valla.
Al mar escuchan los enamorados,
que pondrían su hogar en esta arena,
que entregan alma y cuerpo entre gemidos
y saludan el día que se estrena.
Nosotros recogemos los vestidos
y abandonamos furtivos la escena,
cansados ya de engaños consentidos.
Viento
Vante l’ore et li raim crollent,
ki s’antraimment soweif dorment.
(Anónimo)
Sopla el viento, crujen las ramas
desnudo entre las sábanas
busco a quien me ama.
Un corazón que late,
piel que franca se ofrece,
aliento compartido,
ojos, pechos y labios,
muslos blancos y blancas manos,
Un sueño en carne transformado,
grávido, bello, cálido.
Un temblor siento al comprobar
que lo que rozo es real,
que esta cálida humedad
es de quien conmigo está,
que los dos somos el centro
de este mundo de verdad.
Duermen tranquilos quienes se aman,
y vencidos descansan.
Dos ríos que se encuentran
y juntan su caudal,
dos árboles que crecen
y con sus ramas tejen
junto al cielo un hogar,
dos fuegos que nos dan calor
cuando llega la oscuridad;
dos luces encendidas
que un único fulgor
con sus llamas quieren crear.
Así vivo el amor
que un domingo al azar
¡quién lo iba a imaginar!
el Sol me regaló.
Sopla el viento, crujen las ramas,
duermen tranquilos quienes se aman.
Rafael
2 comentarios:
"... muslos blancos y blancas manos. Un sueño en carne transformado,
grávido, bello, cálido."
Lo que has escrito se puede tocar. Gracias.
"... se puede tocar". Sí, era lo que quería transmitir. Y es que hay cosas que sólo se pueden decir rimando.
Un placer saber que estás por ahí. Saludos.
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