Arrugadas ya las americanas,
vence el hastío a las sabias pasiones.
Abandonamos nuestras discusiones,
dejamos de oír las palabras vanas.
Un paso más allá de las ventanas,
ajenos a serias meditaciones,
olvidados de fútiles tensiones,
hay quienes miran estrellas lejanas.
Otra vez hemos pensado y luchado
tensos y fieros como los guerreros;
mirada encendida, verbo agotado.
¿Serán estos saberes verdaderos?
Acecha la pregunta a quien, cansado,
encandilan lejanos pebeteros.
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