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lunes, 24 de marzo de 2008

Playa

Húmedos pañuelos abandonados,
olas oscuras que baten la playa,
el mar y la voz en sorda batalla.
Miro sus ojos, fríos, concentrados,
y adivino deseos murmurados.
Amor y ternura, pasión que estalla;
también una casa blanca con valla.
Al mar escuchan los enamorados,
que pondrían su hogar en esta arena,
que entregan alma y cuerpo entre gemidos
y saludan el día que se estrena.
Nosotros recogemos los vestidos
y abandonamos furtivos la escena,
cansados ya de engaños consentidos.

Húmedos pañuelos abandonados,
olas oscuras que baten la playa,
el mar y la voz en sorda batalla.
Miro sus ojos, fríos, concentrados,
y adivino deseos murmurados.
Amor y ternura, pasión que estalla;
también una casa blanca con valla.
Al mar escuchan los enamorados,
que pondrían su hogar en esta arena,
que dan alma y cuerpo entre gemidos
y saludan el día que se estrena.
Nosotros recogemos los vestidos
y abandonamos furtivos la escena,
cansados ya de engaños consentidos.

lunes, 17 de marzo de 2008

Luz

Contemplo tu figura
plena de rojo y azul.
Las pupilas se avivan,
penetran en tu luz.
El mundo se ilumina;
se para a contemplar
y tú lo haces vibrar.
Viento, césped, hojas y cristales,
las cosas son más reales
si viven en tu luz,
si sólo son reflejo,
de tu puro destello;
si lo único cierto
eres tú.
¿Qué importa que este cálido azul
sea tan solo un eco,
que seas tú un espejo
que refleja la luz,
intensa, fría, cierta,
que, febril, yo te dejo?

(o quizás mejor)

Plena de rojo y azul,
destaca tu figura
entre la multitud.
Las pupilas se avivan,
penetran en tu luz.
El mundo se ilumina;
se para a contemplar
y tú lo haces vibrar.
Viento, césped, hojas y cristales,
las cosas son más reales
si viven en tu luz,
si sólo son reflejo,
de tu puro destello;
si lo único cierto
eres tú.
¿Qué importa que este cálido azul
sea tan solo un eco,
que seas tú un espejo
que refleja la luz,
intensa, fría, cierta,
que, febril, yo te dejo?


sábado, 8 de marzo de 2008

Encuentro

Rojo mar en estanque contenido
se agita, vibra y también enmudece,
te arrastra, te empuja, y suave te mece.
Oyes palabras huecas, sin sentido,
pero no importa, sientes el latido,
poderoso, del gentío que crece,
grita y se calla, parezca que rece.
Música, discursos, ¡qué colorido!
Se desgañita el progre intelectual,
el pensionista grita sin parar;
escuchan, se emocionan por igual.
¿Qué es lo que les trae a este lugar?
En el fondo, un atávico ritual,
el clan reunido para ir a cazar


Rojo mar en estanque contenido
se agita, vibra y también enmudece,
te arrastra, te empuja, y suave te mece.
Oyes palabras huecas, sin sentido,
pero no importa, sientes el latido,
poderoso, del gentío que crece,
grita y se calla, parezca que rece.
Música, discursos, ¡qué colorido!
Juntos se sientan el intelectual,
el pensionista, y el dueño del bar,
escuchan, se emocionan por igual.
¿Qué es lo que les trae a este lugar?
En el fondo, un atávico ritual,
el clan reunido antes de cazar

domingo, 2 de marzo de 2008

Congreso en la Complutense

Arrugadas ya las americanas,
vence el hastío a las sabias pasiones.
Abandonamos nuestras discusiones,
dejamos de oír las palabras vanas.
Un paso más allá de las ventanas,
ajenos a serias meditaciones,
olvidados de fútiles tensiones,
hay quienes miran estrellas lejanas.
Otra vez hemos pensado y luchado
tensos y fieros como los guerreros;
mirada encendida, verbo agotado.
¿Serán estos saberes verdaderos?
Acecha la pregunta a quien, cansado,
encandilan lejanos pebeteros.