Entrada destacada

Libre

lunes, 28 de octubre de 2024

Gol

El balón y el portero se acompasan.
Suspendido en el aire,
una mirada inerme a la pelota,
un suspiro, un lamento.
El balón y la mano no chocaron,
no encontraron los dedos
el cuero hinchado, el deseado premio.
Baja suave la bola,
No se sostiene en lo alto el portero;
También él cae con golpe y estruendo.
Ambos sobre la hierba,
la pelota en la red,
el portero en el suelo.
En el eterno duelo,
esta vez, ha ganado el delantero.



domingo, 18 de agosto de 2024

Deshacer y ser (otra vez)




Si te pudieras deshacer y ser,
¿no sería la más sublime dicha?
Es el mundo ataúd de la desdicha
que te llena de espanto en el nacer,
cuando te destinaron a yacer
lejos de los dominios de la bicha;
hombre condenado a ejercer de ficha,
pero capaz de todo comprender.
Se prolonga el silencio en el vacío,
parpadean estrellas solitarias.
En la noche creciente, nada mío.
Se extienden las llanuras esteparias
por tu ausencia anegadas, por el frío.
Abandonadas ruinas milenarias.


La primera versión de este intento de soneto es del año 2010 (puede consultarse aquí). El texto era así:


Y volví sobre él dos años más tarde (aquí está el enlace).


Ayer volvía a él; pero, en realidad, porque quería que acompañara como texto el dibujo que inicia la entrada. Es decir, lo que me interesaba era más el dibujo que el poema.
Al compartirlo, sin embargo, un usuario de X, Bellator Philologus. Ut Phoenix renascens! tuvo la amabilidad de hacerme algunos comentarios.


Tiene razón, por supuesto, en lo de la falta de ritmo de algunos versos. Desde el primer intento en el año 2010 no he podido superar esa falta de ritmo que, como comenta, estropea la lectura.
Siguiendo su consejo, he modificado alguna cosa para intentar mejorarlo; y como no hay muchas oportunidades de comentar estas cosas, aprovecho para explicar algunas de las decisiones que he tomado (escribir es, sobre todo, acertar en lo que se desecha).
En principio, la rima no plantea problemas. Es un intento de soneto con rima consonante ABBA ABBA CDC DCD.

Pero, claro, la musicalidad necesita otros dos elementos: la longitud del verso (lo que Bellator llama "isosilabismo") y la ubicación de los acentos.

En lo que se refiere a la longitud de los versos, lo primero que hay que aclarar es que, tratándose de un soneto, los versos han de ser de once sílabas (endecasílabos); pero es preciso tener en cuenta que, por lo general, en los versos, si una palabra acaba en vocal y la siguiente empieza también con vocal, se unen a la otra formando una sola sílaba a efectos métricos. En la versión del año 2012, por ejemplo, no hay duda -creo- de que en el segundo verso "acaso" y "habría" se unen; de manera que las sílabas de las dos palabras serían como sigue:
a-ca-soha-brí-a (cinco, y no seis como resultaría de contar a-ca-so-ha-brí-a).

El problema es que esta unión entre dos palabras (sinalefa) no se da siempre; y según se lea puede haberla o no. Por ejemplo, para algunos podría haberla, en el mismo verso, entre "habría" y "una"; pero para otros, no; ya que en "una", el acento recae en la primera sílaba y eso imposibilitaría la sinalefa. En la versión del año 2012 también se podría plantear la duda en el decimocuarto verso "Mira estas", ya que "estas" también está acentuada en la sílaba que debería unirse con la palabra anterior.
Lo que he hecho en relación a este tema es eliminar aquellas sinalefas que podrían resultar ambiguas; aunque he mantenido otras que me gusta cómo suenan ("por tu ausencia anegadas, por el frío", en el penúltimo verso, donde hay dos que unen "ausencia" tanto con la palabra que la precede como la que la sucede: "tuausenciaangadas").

Y está el tema de los acentos; que es importantísimo. En los sonetos lo más "clásico" (hasta donde yo sé) es acentuar en la sexta sílaba. Ese acento en sexta le da al soneto un ritmo muy especial y reconocible.

No quiere decir lo anterior que no sean posibles otras acentuaciones. Bellator, por ejemplo, desaconseja la acentuación en quinta. Sin embargo, a mí me sale muy natural poner acentos en la quinta sílaba y no me desagrada el resultado. Podría ser porque soy asturiano, y, quizás no por casualidad, el endecasílabo acentuado en quinta se denomina "galaico antiguo".

En el soneto que he arreglado, el ritmo de acentos queda así:

Verso        Acentos
1                4-8-10
2                3-(6)-8-10
3                3-6-10
4                3-6-10
5                1-6-10
6                1-6-10
7                1-5-8-10
8                1-4-6-10
9                3-6-10
10              3-6-10
11              3-6-(8)-10
12              2-6-10
13              3-6-10
14              4-6-10

La acentuación varía. Y, de hecho, podría matizarse, porque los acentos que pongo entre paréntesis podrían ser más débiles que el resto.
Quería que el primer verso fuera diferente al resto, que sonara distinto. Por eso en ese verso el primer acento va en la cuarta sílaba y en los tres siguientes ese primer acento va en la tercera. A continuación, cuatro versos con acento en primera. Luego, tres versos con acento en tercera, para acabar con una progresión de tres versos, en el que el primero (el decimosegundo) tiene el primer acento en la segunda sílaba; el siguiente, en la tercera; y el tercero y último, en la cuarta.
Con estas variaciones se pretende adecuar el ritmo al contenido. El primer verso es una introducción, los siguientes desarrollan un argumento (los que tienen el primer acento en tercera), para, de ahí, pasar a una fase más "dura" (los versos con acento en primera sílaba). El cambio de acento en los versos noveno a decimonónica primero coinciden con un cambio en la perspectiva. De la queja, se pasa a la descripción, para acabar, como se ha adelantado, con una especie de "extensión", marcada por el progresivo alejamiento de los acentos del comienzo del verso.
En el séptimo verso he mantenido una acentuación en quinta. Como digo, me sale muy natural y en este caso quería que ese verso se diferenciara del resto. Está a la mitad y traslada, quizás, la queja más radical de todo el soneto. Soy consciente de que el rimo cambia tanto respecto a lo que le precede como a lo que le sucede, pero está buscado. Intenté otros versos ahí con acentuación en sexta -como todos los demás, excepto el primero-, pero no me convencían. A veces (siempre) hay que dejarse guiar por el oído; aunque, por supuesto, lo que oye uno puede no coincidir con lo que oye otro; y el criterio del autor vale lo mismo que el de cualquiera de los lectores.

En fin, de nuevo muchas gracias Bellator por su comentario, que me ha dado ocasión para volver sobre este soneto.

viernes, 21 de junio de 2024

Frases inacabadas

“Nunca acabas las frases".
Sonríe, calla, mira.

Recuerdas el momento refulgente
de girar la portada misteriosa,
de aproximar el rostro al lomo grueso,
de permitir que el olor de las páginas
te llenara casi completamente.
Recuerdas el temblor ante el comienzo
de una historia que se extendía lenta,
que incluía viajes y encuentros, pérdidas,
idiomas extraños, guerra y la paz.
Una historia que cubría la tierra,
desde las montañas hasta la mar,
desde el hielo a los bosques tropicales
del fuego inicial al frío estelar.
Una historia en la que cabían todos,
en la que habría amores y rivales,
alegría, instantes de soledad.
Una historia perfecta,
una novela de aventuras, épica,
el relato de un viaje y del regreso,
cansado y feliz, de nuevo al hogar.
Un extenso poema consonante,
espléndido, sin encabalgamientos
que destrocen el ritmo
de la dulce declamación.

La yema del dedo roza la hoja,
breve, afilada.
Vuelves sobre los primeros capítulos,
los lees otra vez,
inicio de la novela ideal.
Te ves como te ven,
tal vez como te gustaría ser.
Quizás lo que entre tus manos se agita,
lo que devoras, imaginas, sueñas,
lo que te sumerge en la soledad;
quizás eso no sea
el cruce de personajes y tramas,
la sucesión de brillantes anécdotas,
una casa repleta de detalles,
descripción rigurosa de una gota
de lluvia que lentamente desciende
por las piedras de un castillo asolado,
el tormento lento y cruel del esclavo,
doncellas arrodilladas que imploran
del inocente el final del suplicio,
la historia de la mujer que en un día
hace y deshace su entera existencia
un caballero hidalgo y su fiel criado,
la familia feliz de un desgraciado.

Tal vez, quizás.
Cuando pasas las páginas
ves líneas vacías, sentencias inconexas,
los renglones cortados que usan los poetas.
Quizás es nuestra vida
-la tuya, la suya, también la mía-
empresas fracasadas, pensamientos fallidos,
vueltas a comenzar.
No hay clímax ni descanso al terminar,
no todo tiene, necesariamente,
un sentido o propósito.
No hay premios ni castigos,
azar sin fin, papeles en el viento.
Leve luz de atardecer en la playa,
una mirada de complicidad,
deambular por la ciudad sin nombre,
imaginar las vidas de las gentes,
romper los planes, llorar y esperar.
Mayonesa que se corta, un tornillo
que no termina de ajustar.
Un concierto infantil,
una mano que te roza al azar.
Labios cerrados, instantes fallidos
que no han de mejorar.

Te ves como te ven,
viajero apretándose en el andén,
en el número secreto un minúsculo
y triste decimal.
No son nuestras vidas largas novelas
con solemne final.
Muy al contrario,
es nuestra existencia abrupto poema
de versos desiguales,
carentes de rima o entonación.
La habitación pequeña y aseada;
para ver la calle, una ventana.
"Como verá, la puerta es muy estrecha;
ni puesto en pie cabría un ataúd".
Risa seca por la torpe ocurrencia.
Andar bajo el sol y en la oscuridad.
"Ese árbol, ¿cómo es que ya no está?"
"¿No había una mercería, un bar?"
Una pelota que sale rodando,
chirrido de frenos, lloros y flores;
un susto, nada más.
El sol en la tarde, la brisa, el mar.
Un vestido que ya nadie usará.
La fábrica, el hogar.

Son nuestras vidas
frases inacabadas
por las que no debemos dar las gracias
ni perdón suplicar.



lunes, 22 de abril de 2024

Nogal

Los que agitan el nogal,
los que recogen las nueces,
las hojas que al suelo caen
y ya no se vuelven a levantar. 
Las cubre la ceniza del olvido;
pronto, quizás, la duda, un negro estigma,
la mancha de la culpabilidad.
Tantos que murieron y que se fueron,
tantos enterrados bajo la sombra
de ese oscuro, seco y viejo nogal.
Tantos que ya no ven del mar la espuma,
del bosque el verde, del cielo las nubes.
Tantos.
Calles y parques de otra ciudad,
recuerdos que acaban junto a la muerte,
la sábana, lluvia en el funeral.
Los que agitan el árbol,
los que toman la fruta,
los que aplastan las hojas,
los que entierran los sueños,
los que olvidan; peor,
los que saben, recuerdan y pretenden
que las hojas caídas menos valen
que el poder y las prebendas actuales.
Quienes tengan recuerdos, que los cuenten,
quienes guarden memoria, que nos hablen.
Que nos griten las piedras y las calles.
Que se avergüencen los que agitan árboles,
y más aún los que del suelo toman
frutos rojos de sangre.



viernes, 23 de febrero de 2024

Calígula

Calígula extendió su mano fría
y rodeo la mía.
La mano que había hecho ministros
a unos cuantos
más dignos del establo que del cargo.
La mano que no tembló en la traición,
que soportó el engaño,
que dejó abandonados
a tantos que no lo hubieran pensado.
Calígula sonrió
y vi sus dientes perfectos y blancos,
su cara maquillada,
el pelo bien peinado.
Calígula me habló,
como con los otros había hablado.
Silbó el aire entre los dientes blancos,
susurró palabra que con malvados
había practicado.
Calígula se fue
y me dejó pensando.
Pensando en servidores destrozados,
en los asesinos glorificados,
en los justos de los que se olvidaron.
Pensando en este país arrasado,
en la división y el odio sembrados,
en los perversos que él ha encumbrado.
Maldito el protocolo
que ha tanto me ha obligado.





miércoles, 10 de enero de 2024

Razón

Perdida la razón,

turbio el conocimiento,

los que se dicen buenos llaman locos

a quienes la opinión mantienen recta

sin ahora cambiar de parecer

como ellos hicieron.

La continua mudanza es discreción;

conservar el pensamiento, locura;

engañar, gran virtud;

y decir la verdad,

estupidez, la mayor necedad.