El año que no fue lo que esperábamos.
Un año de tristeza y de dolor.
Un año en el que todos recordamos
a alguien que en este año partió.
Un año que deseamos dejar.
Un año en el que quienes nos quedamos
estamos frente a muchos obligados.
Un año en el que a quienes se nos fueron
les debemos este brindis amargo,
la sonrisa, el abrazo imaginado,
el empeño y la fuerza, la energía,
el deseo y el cansancio, la entrega.
Esta noche levantad la cabeza,
encerrad en el puño la tristeza,
en el alma guardad dolor y pena,
encargad alegría al que la venda,
ataros un pañuelo a la cabeza
y ceñiros la faja a la cintura,
que la cosecha en el campo no espera.
Los que vivimos estamos en deuda
con tantos que las fiestas no celebran.
Cava y turrón son este año ofrenda
a esa vida esquiva y regalada
que es a la vez presente y alcabala.
Disfrutemos como antaño solimos,
como, de nuevo, otro año haremos.
En este que el rojo y el blanco sean
el negro que no lucimos y el gris
de cenizas perdidas, olvidadas.
Guardemos en el corazón un hueco
para encerrar en él, ya para siempre,
la mascarilla, gel, distancia en la cola.
Miremos de frente al año que empieza
y con dientes y puños apretados
dile por nosotros y por los otros:
traenos salud, alegría y paz;
entrégate a nuestra fragilidad,
que sea un tiempo calmo.
Flores y guirnaldas para los muertos;
bodas postergadas, risas y vino;
paseos y húmedos reencuentros.
Que sean días de tranquilidad
en que podamos borrar la tristeza,
con el amigo tomar una caña,
con el hermano compartir recuerdos,
al compañero llevar un café.
Que haya un momento para pensar
qué hicimos mal, en qué errores caímos.
Que sea un año como los demás.
Feliz Navidad.
Un año de tristeza y de dolor.
Un año en el que todos recordamos
a alguien que en este año partió.
Un año que deseamos dejar.
Un año en el que quienes nos quedamos
estamos frente a muchos obligados.
Un año en el que a quienes se nos fueron
les debemos este brindis amargo,
la sonrisa, el abrazo imaginado,
el empeño y la fuerza, la energía,
el deseo y el cansancio, la entrega.
Esta noche levantad la cabeza,
encerrad en el puño la tristeza,
en el alma guardad dolor y pena,
encargad alegría al que la venda,
ataros un pañuelo a la cabeza
y ceñiros la faja a la cintura,
que la cosecha en el campo no espera.
Los que vivimos estamos en deuda
con tantos que las fiestas no celebran.
Cava y turrón son este año ofrenda
a esa vida esquiva y regalada
que es a la vez presente y alcabala.
Disfrutemos como antaño solimos,
como, de nuevo, otro año haremos.
En este que el rojo y el blanco sean
el negro que no lucimos y el gris
de cenizas perdidas, olvidadas.
Guardemos en el corazón un hueco
para encerrar en él, ya para siempre,
la mascarilla, gel, distancia en la cola.
Miremos de frente al año que empieza
y con dientes y puños apretados
dile por nosotros y por los otros:
traenos salud, alegría y paz;
entrégate a nuestra fragilidad,
que sea un tiempo calmo.
Flores y guirnaldas para los muertos;
bodas postergadas, risas y vino;
paseos y húmedos reencuentros.
Que sean días de tranquilidad
en que podamos borrar la tristeza,
con el amigo tomar una caña,
con el hermano compartir recuerdos,
al compañero llevar un café.
Que haya un momento para pensar
qué hicimos mal, en qué errores caímos.
Que sea un año como los demás.
Feliz Navidad.