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domingo, 19 de junio de 2011

Paraíso





Verde y húmedo el paraíso
de la infancia recobrada
que pensaste eterno
cuando aún no sabías
lo que era el tiempo.
Los árboles son copas en vitrinas;
el arroyo es un sueño azul, perdido;
la niebla pasa sobre tierra y huertos;
el estiercol y las cinias se acompasan misteriosamente.
Ojos de niño beben la llovizna
al calor de la casa inquebrantable.
Ahora todo ocupa su lugar
en el universo imperfecto.
Ventanas sin cristales
y puertas abiertas
dejan pasar el viento,
que agita las cortinas
en el silencio indiferente.
Todo lo que es
deja sabor a nada
en el aire inexistente.