Las personas acomodadas descansan a la orilla del mar,
toman cócteles con vistas a la arena, a los espejos azules;
y el sol no les broncea bajo sombrillas cimbreantes.
Gafas de sol y ropas de lino sobre cuerpos sanos, delgados;
las manos juegan con copas delicadas y los labios definen
el contorno inmaculado de ambrosías sutiles, exquisitas.
La tarde perfecta se suspende durante instantes eternos;
los cuerpos tiemblan en la brisa que entra por la ventana abierta,
espaldas y pechos yacen sobre sábanas blanqueadas,
en habitaciones de cortinas mecidas por el aire limpio
que sopla venturoso desde las aguas rielantes del océano.
Es el océano negro cuando llega la noche,
las estrellas lejanas tililan como esperanzas.
Angustia la vigilia por el sol de la mañana.
Aspiramos con fuerza el aire en busca del olor
de jazmines y de galanes; de sal y de hierba; los olores.
La fiesta ha concluido y un cuerpo agotado yace
sudoroso entre sábanas frías junto a la ventana abierta.
Cimbrea mojado al son de los cristales movidos por el viento.
El gusano ya ha comenzado a trazar su camino serpenteante;
desde la punta del pie, liada entre arrugas creadas en sueños,
por el centro de la pierna retorcida, acalambrada, atrapada;
a través de la ingle exangue, abandonada; hasta la cabeza.
El cuerpo se vuelve fardo y montura
cuando la nada envuelve el corazón
que late perdida ya la razón
en medio de la noche más oscura.
Quien aguarda la cita que más dura
enloquece al oír una canción,
se estremece con la carnal pasión,
sufre al verse al final de su andadura.
Tendido en el lecho pasan las horas
lentas, dolorosas; plomo en las sienes.
Aguarda las mañanas cegadoras;
cuenta lo que has ganado, lo que tienes.
El día no temas; las turbadoras
presencias te dicen: "ahora vienes".
El primer rayo de la mañana, rojo, no es aún suficiente;
solamente cuando el sol luce en el cielo y el agua brilla
se levanta el hombre acomodado de su letargo.
La brisa del mar trae perfumes salados y frescos,
el zumo está junto a su mano y un cuerpo suave a su lado.
Ha despertado.
9 comentarios:
Buen día, querido Rafael...
Por alguna razón que he de analizar, tus primeros versos me han recordado "Últimas tardes con Teresa"...
Me ha gustado el aroma que le extraes a ese mar... Esa brisa decadente...
Bxos ccvv
Hola Rafa, el poema ayuda a tranquilizar el cuerpo y el alma. No está nada mal para los tiempos que corren, y nunca mejor empleado el verbo.
Un abrazo virtual y feliz descanso.
Un gran poema, Rafael, me han llamado la atención esos versos largos, encabalgados a veces con plena naturalidad, que se acomodan a la indolencia descrita en la primera estrofa y esa angustia existencial que se asoma a la segunda. Y ya en la última nos remiten los versos a un sueño y todo queda en el aire, nada sabemos acerca de si ha pasado o se ha soñado lo que se cuenta.
Existencialismo del bueno. Con soneto incluido entre medias; entiendo el cambio de registro porque el tema así parece requerirlo. Pero creo que el poema en su conjunto ganaría en hondura, en esencialidad, sin ese soneto incrustado.
En todo caso, repito: me ha gustado mucho.
El mar teje a su alrededor historias de pasiones lànguidas y carnales, sutiles algunas, y otras furiosas y descarnadas...pero siempre a su vera,
y arrullados por su brisa...
abrazos
Hola Alejandra, supongo que la asociación viene de que en la novela también salen personas acomodadas y, creo, comienza en una fista. Lo cierto es que en el Bachillerato leí unos fragmentos, pero no entera.
Besos, amiga.
Hola Eduardo, me alegro de que te haya causado ese efecto; desde luego, los tiempos precisan que nos calmemos un poco. Un abrazo,
Hola Jose, gracias. Aprecio mucho tu opinión. Esa indolencia que comentas y ese cambio hacia la angustia es justamente lo que quería transmitir; y no sé por qué, los versos muy largos se me presentaron como vía para intentarlo.
Lo del soneto tengo que pensarlo. No estaba premeditado, surgió un poco por casualidad, luego le vi un sentido; pero le daré vueltas; necesito esa "estrofa", esa tercera parte me es imprescindible; pero quizás en vez de ese soneto pueda ir otra cosa. Me lo miraré.
Muchas gracias, tus observaciones siempre me ayudan mucho.
Un abrazo,
Si, Adelfa, el mar está presente en casi todo lo que escribo ¿por qué será?
Abrazos, amiga.
Parece un sueño, un sueño hiperrealista cuyo gusano traza su camino para llegar al final de su andadura sano y salvo, total, parece que no hubo rasguños en el intento.
Vendré a leerlo muchas veces, es muy bueno.
La primera frase me recordó a Girondo.
Publicar un comentario