Frío y tristeza en la ciudad lejana.
Caminos retorcidos en un mapa
dibujado con calma, capa a capa.
Acostumbrarse a ver por la ventana
cómo pasa la dicha más cercana;
sentir que el corazón todo lo tapa;
asumir que el orgullo ya te atrapa.
Viajas hasta las fuentes en que mana
ciencia, prestigio, gloria, plata, honor.
Llegas y solo encuentras a un extraño
reducido a gozar con el calor
de estufas encendidas todo el año,
de vacuas referencias sin sabor.
Ecos suaves, tranquilidad de antaño.
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