A esta hora
me siento pequeño
como un grano de arena.
El espacio se expande,
se tensan las supercuerdas
que arrastran a las galaxias;
eones se precipitan
al centro de cúmulos globulares.
Noto en mi piel
la fuerza extraordinaria
de la explosión primigenia.
No soy menos
que las miríadas de estrellas
que giran en torno
al centro oscuro
de la Vía Láctea.
Lo negro me engulle,
la nada me rodea;
one, two, three, four, five, six.
Tan solo una luz,
una luz que brilla
en medio del vacío más profundo.
Esa luz, esa luz,
soy yo.
9 comentarios:
Somos nada y somos todo; menos y más...
Muxus.
¡Exactamente Soco! Eso es lo que sentía.
Besos.
No soy menos
que las miríadas de estrellas
que giran en torno
al centro oscuro de la Vía Láctea.
¡tal cual!, aun contra la duda del màs incrèdulo, eso es, porque somos hechos de la misma esencia, provenimos de la misma cèlula orginal...nunca mejor dicho
abrazos amigo
Un tema recurrente en ti, Rafael, y que esta vez lo llevas no sé si al big bang o la física cuántica. Me ha gustado mucho.
Te sientes pequeño y sin embargo brillas como nunca querido Rafael...
Sí, Adelfa. Por un momento sentí esta extraña comunión, me alegra que se haya transmitido. Abrazos, amiga.
Hola Jose. Pensaba más en el big bang, pero tienes razón, la física cuántica también tiene algo que ver. En fin, cosas de la noche y de Philip Glass.
Abrazos, amigo.
¡Oh Meri Pas! ¡Gracias! Beso virtual en la mejilla derecha y en la izquierda también. Un placer tenerte por aquí.
Tan minúsculo como una molécula, u pequeño átomo más que forma el cosmos. Tan pequeño... pero tan importante ¿no?
Me ha gustado este poema, mucho. Y la canción también. Einstein, como mi cafetera.
Un saludo Rafael y feliz año nuevo.
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