Hace un par de años estuve, por primera vez en mi vida, en un mitin. Hacía poco que me había aficionado a escribir y no pude resistir la tentación de intentar componer un soneto que reflejara la impresión que me causo aquella experiencia. Ahora que se están celebrando los de final de campaña de las autónomicas de Cataluña me apetece recuperar lo que escribí entonces.
Rojo mar en estanque contenido
se agita, vibra y también enmudece,
te arrastra, te empuja, y suave te mece.
Oyes palabras huecas, sin sentido,
pero no importa, sientes el latido,
poderoso, del gentío que crece,
grita y se calla, parezca que rece.
Música, discursos, ¡qué colorido!
Juntos se sientan el intelectual,
el pensionista, y el dueño del bar,
escuchan, se emocionan por igual.
¿Qué es lo que les trae a este lugar?
En el fondo, un atávico ritual,
el clan, reunido, antes de cazar
5 comentarios:
¡y si que si!, mas que bien dicho...no importan orìgenes,mientras gritan,aplauden...o critican a sus candidatos..todos son iguales, y ademàs ese cierre me parece magistral...
abrazos
Gracias Adelfa. Deberé constatar que todos son iguales; estoy casi seguro de que así es, pero me gustará verlo. Creo que iré a mítines de partidos distintos, sólo para ver cómo se desenvuelven, qué diferencias hay. No me refiero al contenido, claro; sino a la puesta en escena, el color, la música.
Abrazos, amiga.
Hablar, hablar para no decir nada, es el lenguaje de cualquier político... desgraciadamente.
Muxusss
Pero tu soneto, muy bueno
¡Gracias Soco! Sí hablar para no decir nada o, lo que es peor, para decir lo que la gente quiere oír y luego no cumplirán. De todas formas, aún tengo esperanzas; creo que debería ser posible regenerar un tanto el páramo en el que nos encontramos.
Besos.
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