Vomito.
Hace tiempo que vomito.
Vomito cosas que llevo dentro,
cosas que no conocía.
Vomito hasta quedarme vacío, limpio.
Hasta sentirme ligero, transparente.
Quizás vomite siempre.
O quizás un día encuentre
que ya no soy nada,
que la luz me atraviesa sin verme.
Si ese día llega
antes que la muerte,
sabré que estoy listo
para verte.
8 comentarios:
¿Te has fijado?, ¡una transparencia aplicable a todo lo que te puedas imaginar! El amor personificado, el sentido de la vida, Dios, amigos y enemigos, la naturaleza...
Una purificación completamente universal, si quieres, querido Rafael, o simplemente personal, en el ámito del jodío amor. ¡Qué maravilla!
Un fuerte abrazo.
Daniel.
Limpio porque el mundo nos contamina, nos ensucia, con las injusticias y los males que no acaban.Transparente para que la luz, que ha de llegar, no encuentre obstàculo.
Me encantò amigo...
Un abrazo
Hola Daniel,
Me alegra que te haya gustado la entrada. No creo que se pueda aspirar a más que a esto: a que el texto sea mucho menos que lo que al lector le sugiere. Ha sido al leer tu comentario cuando me he convencido de que tiene un sentido ir colgando lo que se me va ocurriendo.
Un fuerte abrazo, amigo.
Hola Armida,
me imaginaba que te gustaría. Y es que tú y yo, querida amiga, tenemos más cosas en común de las que a veces piensas.
Besos.
Vomitamos... para poder amar. Magnífico el final.
Hola Jose Luis, quizás; antes solamente vomitaba cuando no podía evitarlo. Ahora lo percibo de otra manera. Quizá es que voy madurando.
Vacío, lleno de luz por dentro...
Un abrazo. Soco
¡Muy bueno, María Socorro! No lo había visto así, pero me parece que tienes razón.
Un abrazo.
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