tan solo para mí,
tan solo en mi interior.
Había un verso que era
una lámina de acero,
una cortina de plomo.
Lo he borrado, tan solo para mí,
y el poema ha estallado
como una bomba de uranio;
la luz tan fuerte fue
que entre el blanco y el amarillo
se pudo ver el rojo
de un corazón
latiendo.
El verso ahí sigue,
estorbando,
e impidiendo
que alguien pueda ver
lo que yo solo sé.
4 comentarios:
Este metapoema me gusta mucho. Con su quiebro final que tanto dice, como debe ser, lo inefable.
Un abrazo.
El verso siempre es ìntimo, aun a pesar de que estalle y se propague...solo el poeta sabe, realmente,lo que quiso decir...
abrazos
Hola Jose, me gusta la paradoja que propones: decir lo inefable. Ese es siempre el objetivo ¿verdad?
Un abrazo.
Hola Adelfa, ... y lo que quiso decir importa menos que lo que cada lector quiera entender. No hay poema sin lectores, y sólo los lectores pueden convertir las palabras en poema.
Gracias por estar ahí, amiga.
Abrazos.
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