mirando al torero.
Sus miradas se cruzan
en el postrer momento.
"Entonces dime, cruel,
¿no fue por cortejarme
tu lento devaneo?"
El matador escupe
saliva y sangre seca
envuelto en silencio.
De nuevo ha matado
tras haber amado
y se odia por ello.
Arrastran al toro,
ojos abiertos,
corazón frío.
Muerto.
Estas palabras surgieron como comentario al poema de Lita Gómez "Lidia", que leí en su blog "Duendeadictos" de La Comunidad de El País. He intentado recuperarlo para, con el permiso de la autora, reproducirlo aquí; pero no lo he encontrado. Lástima, porque estaba muy bien.
19 de mayo de 2010
He encontrado el poema de Lita Gómez, lo recupero para la entrada
Se inundaron mi ojos tristemente
llore en compañía soledades
mi corazón se tornaba tempestades
y derrame mis ojos como fuentes
el discutir... ¡¡ya ves!!
era frecuente
no nos cambio ni besos ni señales
ni época del año ni las edades
que todo se moría fatalmente
no tuve ni respiro, ni consuelo
mi casa se tornaba ya sombría
sin luz me pareció el claro día
y por callar, ni hablaba con el cielo
me hundi en un pozo , un agujero
sin saber cual seria el desenlace
mientras tu, vida ,en la sombra paces
yo fui el toro , tu el torero
Mis bramidos , sonaban
¡¡humor fiero!!
mis heridas quemaban
¡¡la ira nace!!
tu, con tu capote me deshace
yo, fiel al poderoso ganadero
yo fiera brava , hambrienta
sin gustarme lo crudo del asunto
estando viva , me sentía difunto
y mi amor...
con tu espada ya sangrienta
se rendia a tus pies
¿y el duelo es justo?
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