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lunes, 10 de noviembre de 2008

Toro

Muere el toro en la plaza
mirando al torero.
Sus miradas se cruzan
en el postrer momento. 
"Entonces dime, cruel, 
¿no fue por cortejarme
tu lento devaneo?"
El matador escupe
saliva y sangre seca
envuelto en silencio.
De nuevo ha matado
tras haber amado
y se odia por ello. 
Arrastran al toro, 
ojos abiertos, 
corazón frío. 
Muerto.

Estas palabras surgieron como comentario al poema de Lita Gómez "Lidia", que leí en su blog "Duendeadictos" de La Comunidad de El País. He intentado recuperarlo para, con el permiso de la autora, reproducirlo aquí; pero no lo he encontrado. Lástima, porque estaba muy bien.
19 de mayo de 2010
He encontrado el poema de Lita Gómez, lo recupero para la entrada
Se inundaron mi ojos tristemente llore en compañía soledades mi corazón se tornaba tempestades y derrame mis ojos como fuentes el discutir... ¡¡ya ves!! era frecuente no nos cambio ni besos ni señales ni época del año ni las edades que todo se moría fatalmente no tuve ni respiro, ni consuelo mi casa se tornaba ya sombría sin luz me pareció el claro día y por callar, ni hablaba con el cielo me hundi en un pozo , un agujero sin saber cual seria el desenlace mientras tu, vida ,en la sombra paces yo fui el toro , tu el torero Mis bramidos , sonaban ¡¡humor fiero!! mis heridas quemaban ¡¡la ira nace!! tu, con tu capote me deshace yo, fiel al poderoso ganadero yo fiera brava , hambrienta sin gustarme lo crudo del asunto estando viva , me sentía difunto y mi amor... con tu espada ya sangrienta se rendia a tus pies ¿y el duelo es justo?

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