¿no sería la más sublime dicha?
Es el mundo ataúd de la desdicha
que te llena de espanto en el nacer,
cuando te destinaron a yacer
lejos de los dominios de la bicha;
hombre condenado a ejercer de ficha,
pero capaz de todo comprender.
Se prolonga el silencio en el vacío,
parpadean estrellas solitarias.
En la noche creciente, nada mío.
Se extienden las llanuras esteparias
por tu ausencia anegadas, por el frío.
Abandonadas ruinas milenarias.
La primera versión de este intento de soneto es del año 2010 (puede consultarse aquí). El texto era así:
Y volví sobre él dos años más tarde (aquí está el enlace).
Ayer volvía a él; pero, en realidad, porque quería que acompañara como texto el dibujo que inicia la entrada. Es decir, lo que me interesaba era más el dibujo que el poema.
Al compartirlo, sin embargo, un usuario de X, Bellator Philologus. Ut Phoenix renascens! tuvo la amabilidad de hacerme algunos comentarios.
Tiene razón, por supuesto, en lo de la falta de ritmo de algunos versos. Desde el primer intento en el año 2010 no he podido superar esa falta de ritmo que, como comenta, estropea la lectura.
Siguiendo su consejo, he modificado alguna cosa para intentar mejorarlo; y como no hay muchas oportunidades de comentar estas cosas, aprovecho para explicar algunas de las decisiones que he tomado (escribir es, sobre todo, acertar en lo que se desecha).
En principio, la rima no plantea problemas. Es un intento de soneto con rima consonante ABBA ABBA CDC DCD.
Pero, claro, la musicalidad necesita otros dos elementos: la longitud del verso (lo que Bellator llama "isosilabismo") y la ubicación de los acentos.
En lo que se refiere a la longitud de los versos, lo primero que hay que aclarar es que, tratándose de un soneto, los versos han de ser de once sílabas (endecasílabos); pero es preciso tener en cuenta que, por lo general, en los versos, si una palabra acaba en vocal y la siguiente empieza también con vocal, se unen a la otra formando una sola sílaba a efectos métricos. En la versión del año 2012, por ejemplo, no hay duda -creo- de que en el segundo verso "acaso" y "habría" se unen; de manera que las sílabas de las dos palabras serían como sigue:
a-ca-soha-brí-a (cinco, y no seis como resultaría de contar a-ca-so-ha-brí-a).
El problema es que esta unión entre dos palabras (sinalefa) no se da siempre; y según se lea puede haberla o no. Por ejemplo, para algunos podría haberla, en el mismo verso, entre "habría" y "una"; pero para otros, no; ya que en "una", el acento recae en la primera sílaba y eso imposibilitaría la sinalefa. En la versión del año 2012 también se podría plantear la duda en el decimocuarto verso "Mira estas", ya que "estas" también está acentuada en la sílaba que debería unirse con la palabra anterior.
Lo que he hecho en relación a este tema es eliminar aquellas sinalefas que podrían resultar ambiguas; aunque he mantenido otras que me gusta cómo suenan ("por tu ausencia anegadas, por el frío", en el penúltimo verso, donde hay dos que unen "ausencia" tanto con la palabra que la precede como la que la sucede: "tuausenciaangadas").
Y está el tema de los acentos; que es importantísimo. En los sonetos lo más "clásico" (hasta donde yo sé) es acentuar en la sexta sílaba. Ese acento en sexta le da al soneto un ritmo muy especial y reconocible.
No quiere decir lo anterior que no sean posibles otras acentuaciones. Bellator, por ejemplo, desaconseja la acentuación en quinta. Sin embargo, a mí me sale muy natural poner acentos en la quinta sílaba y no me desagrada el resultado. Podría ser porque soy asturiano, y, quizás no por casualidad, el endecasílabo acentuado en quinta se denomina "galaico antiguo".
En el soneto que he arreglado, el ritmo de acentos queda así:
Verso Acentos
1 4-8-10
2 3-(6)-8-10
3 3-6-10
4 3-6-10
5 1-6-10
6 1-6-10
7 1-5-8-10
8 1-4-6-10
9 3-6-10
10 3-6-10
11 3-6-(8)-10
12 2-6-10
13 3-6-10
14 4-6-10
La acentuación varía. Y, de hecho, podría matizarse, porque los acentos que pongo entre paréntesis podrían ser más débiles que el resto.
Quería que el primer verso fuera diferente al resto, que sonara distinto. Por eso en ese verso el primer acento va en la cuarta sílaba y en los tres siguientes ese primer acento va en la tercera. A continuación, cuatro versos con acento en primera. Luego, tres versos con acento en tercera, para acabar con una progresión de tres versos, en el que el primero (el decimosegundo) tiene el primer acento en la segunda sílaba; el siguiente, en la tercera; y el tercero y último, en la cuarta.
Con estas variaciones se pretende adecuar el ritmo al contenido. El primer verso es una introducción, los siguientes desarrollan un argumento (los que tienen el primer acento en tercera), para, de ahí, pasar a una fase más "dura" (los versos con acento en primera sílaba). El cambio de acento en los versos noveno a decimonónica primero coinciden con un cambio en la perspectiva. De la queja, se pasa a la descripción, para acabar, como se ha adelantado, con una especie de "extensión", marcada por el progresivo alejamiento de los acentos del comienzo del verso.
En el séptimo verso he mantenido una acentuación en quinta. Como digo, me sale muy natural y en este caso quería que ese verso se diferenciara del resto. Está a la mitad y traslada, quizás, la queja más radical de todo el soneto. Soy consciente de que el rimo cambia tanto respecto a lo que le precede como a lo que le sucede, pero está buscado. Intenté otros versos ahí con acentuación en sexta -como todos los demás, excepto el primero-, pero no me convencían. A veces (siempre) hay que dejarse guiar por el oído; aunque, por supuesto, lo que oye uno puede no coincidir con lo que oye otro; y el criterio del autor vale lo mismo que el de cualquiera de los lectores.
En fin, de nuevo muchas gracias Bellator por su comentario, que me ha dado ocasión para volver sobre este soneto.